El mar y sus tesoros: Una poema de Pedro Ramírez
September 26, 2011 by admin
Demasiado tarde. Ya cayó el sol.
“Llévame a un lugar en donde te has enamorado antes” me dijo
mi amor nuevo.
No sabía,
nunca me había enamorado,
nunca, alguien para besar,
ni siquiera alguien a quien cogerle la mano.
Conduje hacia el oeste,
íbamos.
Salimos del coche, miré hacia arriba y pude ver miles de gotas
reflejadas por la luz de la farola, cayendo del cielo oscuro,
todas a la misma vez,
una tras otra, una tras otra, una tras otra.
Sin zapatos, empezamos a caminar en la arena húmeda.
Caminamos sobre el muelle, donde mi padre me enseñó a pescar.
Era inocente,
y todavía lo soy.
Al fin del muelle
las holas, llenas del brillo de una luna blanca que
apareció entre las nubes de la lluvia.
Encima de una gran piedra que dormía al fin del muelle,
me cogió la mano. Sentí el frío y el calor,
la firmeza y fragilidad de sus manos.
Me besó.
Más fuerte. Comenzó a llover,
sentía el frío, veía la oscuridad.
Las gotas crecían y se oían caer,
estrellándose contra el mar,
UNA TRAS OTRA, UNA TRAS OTRA, UNA TRAS OTRA.